Cielo, tierra y corazón
Desde nuestra experiencia, en el trabajo con los cuencos es importante tener estos tres centros bien reconocidos, alineados y estar en conexión con ellos.
Sentirnos enraizados, conectados a la tierra a través del contacto con la naturaleza, así como preparar el cuerpo con algún tipo de práctica física, nos ayudará a poder recibir e integrar mejor el potente regalo de la vibración.
Conectar con nuestras raíces nos permitirá establecer una buena unión con la parte más sutil y espiritual, a la que de forma natural nos conduce el sonido de los cuencos.
Para lograr esta unión nuestro punto de referencia es el espacio del Corazón, la conexión profunda con nosotros mismos, donde se da la verdadera unión entre la tierra y el cielo.
Ese lugar interno estable, seguro, permanente, en donde poder descansar siempre.
El punto de referencia tanto si estamos navegando en lo más sutil como si lo hacemos en nuestro día a día. Es el ancla, el punto central desde el que nos conectamos con nuestro auténtico sentir, desde el que actuamos, nos relacionamos y podemos vivir una vida digna, honesta y llena de sentido.